Control de impulsos
Si te falta autocontrol, si tomas decisiones impulsivamente de las que después te arrepientes, o te resulta difícil gestionar tus emociones hasta el punto de que explotas a menudo, es probable que padezcas un problema de control de impulsos.
Dado que vivimos en sociedad, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.
En el día a día es normal que en las situaciones cotidianas mostremos cierto grado de impulsividad; cuando nos encontramos con un peligro, una injusticia o una situación que requiera una respuesta inmediata del cuerpo, nuestra parte emocional toma el mando. No es negativo, nuestro instinto responde rápidamente a la situación.
Los trastornos del control de impulsos son una clase de desórdenes psicológicos caracterizados por la incapacidad para resistir una tentación o un deseo. También manifiestan problemas para neutralizar conductas agresivas. Esta impulsividad puede llegar a ser dañina para uno mismo o para los demás.
Trastornos asociados al control de impulsos
Síntomas
- Sientes una tensión interior creciente que te provoca un malestar emocional y te impulsa a poner en práctica ciertos comportamientos, aunque sabes que son dañinos.
- No logras controlar tu conducta, sigues repitiendo ese patrón a pesar de que eres consciente de que no tiene sentido o que es perjudicial para ti y/o quienes te rodean.
- Experimentas a menudo sentimientos de culpa, vergüenza y remordimientos después de haber sucumbido a tus impulsos.
- Sueles actuar de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes y/o comportamientos.
- Tienes la tendencia a buscar la gratificación inmediata, a sabiendas de que ese comportamiento puede ir en contra de tus planes e intereses futuros.