Relaciones Familiares

Los conflictos familiares forman parte de la convivencia. Los problemas familiares bien gestionados permiten que las relaciones familiares crezcan positivamente y se desarrollen nuevas y mejores maneras de relacionarnos como familia.

Nuestra familia es la primera toma de contacto que tenemos con una organización social. Es un factor externo que, sin duda nos influirá, aunque no nos determinará. Nadie puede elegir en qué familia nace y las situaciones que en ella se van a encontrar. Sin embargo, a raíz del tipo de vínculo que se establece entre los padres y hermanos, desde bien pequeños empezamos a integrar un modelo de relación concreto.

Hay un componente genético que nos condiciona y se expresará en mayor o menor medida según el ambiente, es decir, que en base a los lazos y las experiencias emocionales que tengamos con nuestros padres, iremos desarrollando un tipo de carácter y personalidad determinados, manifestándose ambos, a lo largo de nuestra vida, en diversos contextos.



Tipos de Familia

Familias Sanas: Las principales características en las familias “sanas” no es que sean “perfectas”, ya que la perfección no existe, sino que, en estas, los niños construyen un “apego seguro” con los padres/cuidadores sintiéndose protegidos, recibiendo el amor necesario, y gozando de una seguridad y estabilidad emocional que les hace sentirse libres de explorar el mundo que les rodea, sabiendo que tendrán un apoyo en el momento que les suceda algo. Al convertirse en adultos sabrán comportarse más sanamente, poniendo en práctica lo aprendido durante la infancia y la adolescencia.

Familias Tóxicas: En las familias “tóxicas”, pasa todo lo contrario. Los niños evolucionan con graves carencias afectivas, ya que les faltará un buen referente en el que apoyarse. Sentirán que no son lo suficiente para ser queridos, creyendo que si se equivocan en algo será catastrófico y, por lo tanto, mostrarán una gran inestabilidad emocional, inseguridades, y desarrollarán una baja autoestima. Estas consecuencias se verán especialmente reflejadas en la vida adulta, en las relaciones que construyan y en su manera de desenvolverse en la sociedad.

En una familia tóxica se pueden encontrar algunas de estas características:

  • Exceso de autoridad: padres que abusan de su poder imponiendo sus leyes valiéndose de la agresión verbal o física. Los niños que crecen en este ambiente pueden llegar a tener problemas psíquicos y emocionales en su vida adulta.
  • Manipulación: No tienen en cuenta las necesidades de otros miembros de la familia y manipulan, a través de la culpa y la victimización, con tal de conseguir lo que quieren. Juegan con la culpa y la victimización para manipular a sus hijos, que crecerán sintiéndose culpables por diferentes situaciones sin sentido.