Control de impulsos


Si te falta autocontrol, si tomas decisiones impulsivamente de las que después te arrepientes, o te resulta difícil gestionar tus emociones hasta el punto de que explotas a menudo, es probable que padezcas un problema de control de impulsos.

Dado que vivimos en sociedad, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.

En el día a día es normal que en las situaciones cotidianas mostremos cierto grado de impulsividad; cuando nos encontramos con un peligro, una injusticia o una situación que requiera una respuesta inmediata del cuerpo, nuestra parte emocional toma el mando. No es negativo, nuestro instinto responde rápidamente a la situación.

Los trastornos del control de impulsos son una clase de desórdenes psicológicos caracterizados por la incapacidad para resistir una tentación o un deseo. También manifiestan problemas para neutralizar conductas agresivas. Esta impulsividad puede llegar a ser dañina para uno mismo o para los demás.



Trastornos asociados al control de impulsos

  • Trastorno explosivo intermitente.Se producen episodios de falta de autocontrol que se manifiestan con ataques de ira desproporcionados respecto a la provocación, berrinches y/o disputas verbales. Acto seguido, la persona se arrepiente de sus actos o se recrimina por haber perdido el control.
  • Cleptomanía. Es el impulso irresistible de robar objetos, aunque no tengan valor. El robo no es premeditado, la persona simplemente ve el objeto y siente el deseo de tomarlo.
  • Piromanía. Es el impulso de provocar incendios por placer.
  • Ludopatía. Es una conducta de juego recurrente. La persona experimenta una urgencia incontrolable por jugar y apostar, no puede evitarlo aunque sepa que ese comportamiento le está causando daño.
  • Tricotilomanía. Es el impulso de tirarse del pelo hasta arrancarlo. En algunos casos va acompañado de tricofagia.
  • Onicofagia. Se trata de un hábito compulsivo que lleva a la persona a morder y comerse las uñas.
  • Dermatilomanía. Es una urgencia compulsiva por rascar, excoriar o pellizcarse la piel, hasta el punto de llegar a producirse lesiones.
  • Compra compulsiva. Es el impulso irresistible por comprar, aunque la persona no necesite esos productos.
  • Tics nerviosos. Se trata de un movimiento compulsivo que se repite con frecuencia. Puede ser simple, como un parpadeo, o puede tratarse de movimientos más complejos que involucran diferentes grupos usculares.
  • Síndrome de Tourette. Este trastorno neurológico se caracteriza por la presencia de movimientos repetitivos que escapan al control voluntario de la persona. En algunos casos también se emiten sonidos, como carraspeos o incluso palabras.



    Síntomas

    • Sientes una tensión interior creciente que te provoca un malestar emocional y te impulsa a poner en práctica ciertos comportamientos, aunque sabes que son dañinos.
    • No logras controlar tu conducta, sigues repitiendo ese patrón a pesar de que eres consciente de que no tiene sentido o que es perjudicial para ti y/o quienes te rodean.
    • Experimentas a menudo sentimientos de culpa, vergüenza y remordimientos después de haber sucumbido a tus impulsos.
    • Sueles actuar de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes y/o comportamientos.
    • Tienes la tendencia a buscar la gratificación inmediata, a sabiendas de que ese comportamiento puede ir en contra de tus planes e intereses futuros.